Concurso Cátedra Hispalyt «Cerámica para Construir»

Centro de información turística, espacio expositivo y mirador en el casco histórico de Toledo

Proyecto seleccionado por el jurado para la 2ª fase

Autores

Francisco Beltrán Valcárcel y Araceli Alba Dorado

2009

Recorrer la ciudad de Toledo es recorrer una ciudad basada en una estructura de entramados entre vacíos y llenos donde el espacio urbano es una figura esculpida sobre un fondo sin forma de construcciones; es introducirnos en una manzana que forma parte de un medio continuo perforado por entradas de luz que lo hacen habitable, al tiempo que da forma a lugares de encuentro e intercambio.

Abajo, el espacio para la meditación, para la lectura. Un nivel excavado en la plaza, vaciado, tallado. Espacios de una libertad total que se presentan como moldeados a partir de una masa resistente y continua. La utilización del hormigón armado visto en este nivel subraya su carácter estereotómico, ese “querer pertenecer a la tierra”, en palabras de Alberto Campo Baeza.

Arriba, Un espacio para mirar. Una caja de dimensiones menores sobresale en altura para atrapar la luz de lo alto. Una caja vacía construida con una estructura de acero ligera, adelgazada hasta la más mínima expresión y cerrada con una doble piel. Esta caja tectónica se perfora puntualmente para llenar de luz el espacio interior y tensarlo diagonalmente. Una vez más la luz vence a la gravedad.

Puntuales perforaciones en la Plaza Juan de Mariana, con adoquinado de ladrillo y cuya pendiente nos dirige hacia la Iglesia que preside la plaza, permiten la entrada de luz, de modo que ésta sea la que perfile y moldee el espacio. La luz queda confinada en este nivel tallado en el que los rayos a lo largo del día marcan un movimiento similar al gnomon de un reloj de sol. La fuerza de la gravedad aquí se transmite de manera continua a través de un material continuo. Es una arquitectura que pesa y expresa su masividad a través de la desnudez del propio material, sin revestimientos. No se asienta sobre la tierra, sino que nace de ella. Debe ser perforada para que la luz entre en ella. Es la cueva.

El ladrillo, históricamente utilizado de forma estereotómica, adquiere, en este caso, con su disposición espacial y constructiva una forma de ser tectónica. Frente a aquellos muros de ladrillo espesos, masivos, estereotómicos, construimos una piel delgada de medio pie que apoya en un sistema de perfiles anclados a las losas de hormigón que trabajan fundamentalmente a flexión y que a su vez transmiten su carga a la liviana estructura metálica. En definitiva una cabaña hecha de acero y hormigón.